viernes, 19 de noviembre de 2010

La comunidad que no sabe su poder, no lo ejerce

“Acumular información es sólo el primer paso hacia la sabiduría. Pero compartir información es el primer paso hacia la comunidad " Henry Louis Gates Jr.

Cuando somos parte del nacimiento de una comunidad, sabemos muy bien lo que cuesta ponernos de acuerdo y por cierto, CONFIAR.

Uno de los elementos carentes y que debe estar en abundancia es el manejo de información. Hablamos de ese ir y venir, donde todos sabemos de qué se habla, para dónde vamos y qué es lo que se teje.

La información para algunos es el poder, para otros es la oportunidad de construir comunidad. Hay muchos que entendieron que las buenas causas son posibles de ganar a través del poder o sinergia que proviene de la comunidad informada.

Una comunidad que se vincula, que conversa, que no esconde –información-, que cree en ese grupo que integra, que vela por los intereses del MOTIVO que los convocó, es porque comprendió la fuerza que expande el tomarse de las manos, el gritar al unísono y al abrochar sus zapatillas como símbolo de vuelo y logro de meta.

Las comunidades pueden ser muchas cosas, sin duda hoy más que nunca deben ser atletas, comunicadores, escuchadores y por sobretodo, humanos de FE.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Hachiko: A LAS 5 DE LA TARDE ESTARÉ EN LA ESTACIÓN DE TRENES

Las válvulas tienen la función de abrirse, liberar y luego, cerrar. Las situaciones tienen esa capacidad también. Las imágenes, la música, una conversación, un sueño casi real, un abrazo imaginado, un recuerdo que una y otra vez es recordado.

Somos expertos encubridores de emociones que a veces concientemente guardamos, porqué no es el momento de liberarlas, porque tengo una imagen que cuidar, porque la verdad eso es para los débiles.

Hoy viendo la película Hachiko surgió todo aquello guardado. Una válvula se abrió, han pasado las horas y aún no la puedo cerrar. Me preguntaba qué hubo en esas imágenes que de un estado neutro pasé a la catarsis. Será que más allá de nuestra forma cultural de hacer y existir, hay deseos y formas humanas por sobre el deber ser, siendo el mismos film un estimulador de esos deseos.

¿Será que todos queremos que alguien nos espere como Hachiko?, ¿será que deseamos conversar sin preguntas, sin palabras para poder fluir?, ¿será que queremos tener y ser incondicionales sabiendo que será un trato acordado y cumplido?.

A veces uno busca o encuentra. Las personas están en esa constante creencia, piensan que buscan, otros piensan que encuentran, finalmente es una sincronía y uno se “conoce” con las personas y/o con nuestros animales. ¿Qué se espera?, muchas cosas, de preferencia, acuerdos o códigos culturales, formas aprendidas de lo que debe ser una relación y también, algo bellísimo y esperado, que “nos quieran tal cual somos”, sin preguntas, sin observación, solo con los brazos abiertos…o lo que resumimos bajo la palabra “lealtad”, ella no es cultural, es nuestro deseo, es lo que quiero de ti, de todos, es lo que queremos.

El film Hachiko retrata dicho deseo con simpleza y sorpresiva claridad: “que alguien nos espere todos los días, a las cinco de a tarde en la estación de trenes”.
(Hachiko, gran película, véala)

viernes, 5 de noviembre de 2010

LETRAS A PICHIDEGUA


La tristeza es algo que podemos esconder pero no por eso dejar de vivirla.

Las imágenes que de manera ingenua van quedando en nuestra memoria para decirnos que nada está perdido, ni en el presente, ni lo estuvo en el pasado, es a veces un bálsamo y en otras un espacio vertiginoso que nos hace preguntar ¿por qué hay lugares que roban parte de ti o tu decides dejar algo de ti en él?

Cuando se es feliz, cuando es el corazón lo que viertes y otros  lo vierten en el mismo camino, es algo que ni las mismas palabras pueden explicar. Los procesos de cambio tienen una obligada reflexión y con ella preguntas que no logras responder.

Hoy es una noche de esas. El afecto es tan invisible, pero tan concreto en el mundo de las sensaciones, sueños, imágenes, conversaciones y abrazos infinitos. A veces la itinerancia tiene ese sabor amargo del dejar, de que desearías llevarte a todos los que tuvieron ingerencia en tu transformación y le hicieron bien a tu vida. Es más, quieres que estén bien, que sigan con la misma luz,  con la misma fuerza para vivir y crear espacios de posibilidades para otros que hoy duermen sin saberlo.

Mi Pichidegua es eso y todo lo que no logro materializar en esta breve forma de decir gracias por todo lo revelado,  por el mundo que eres tú, tierra fértil, de aire liviano y simple.

Recuerdo los cientos de ojos, la iniciativa y la capacidad de poder seguir intentándolo después de haberlo perdido todo. Ese gran gesto es la razón que me hace respetar a dicha tierra, a las personas que la habitan.

Un antes y un después resume todo su significado en mi vida, yo te extraño y lo vivo, me atrevo a compartirlo, a decir que la fortuna está en lugares –aparentemente- simples y sencillos. Para ti no hay olvido.