viernes, 24 de julio de 2009

Cuando el equilibrista pierde el equilibrio

Por Francisca Aguilar
Nadie dijo que sería fácil. Que las cosas son complejas. Que el mundo está patas para arriba. Que el gas se acabó justo cuando me estaba duchando. Que viene un testigo de Jehová y no quiero atenderlo. Que la plata no alcanza. Que la persona que me gusta no me ve. Que las noticias siempre muestran lo peor de nosotros. Que el tiempo no me alcanza. Que la pega no me deja tener vida propia. Que el casero me hace tonta con el kilo de peras, entregándome ¾. Que hace frío y no me quiero levantar. Que Dios no me escucha. Que no estoy ni ahí con creer en algo. Que el camino se hace largo y ya me estoy cansando…que…que…que perdí el equilibrio y un abismo me espera.
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