sábado, 18 de diciembre de 2010

Ken Robinson y las tres prácticas

El visionario y pensador, Sir Ken Robinson, invitado al evento tecnológico del año, Conecta 2010, nos plantea cómo el poder creativo del hombre es el motor de la gran revolución innovadora que estamos viviendo.
Sir Ken Robinson estuvo en Conecta 2010

Estar viviendo en el “ahora” los cambios tecnológicos y de vida, es lo que muchas veces nos impide ver y responder con claridad a esa interrogante diaria y profunda sobre hasta qué punto somos capaces de crear el mundo que deseamos.


Sir Ken Robinson desde su visión nos señala que la imaginación, la creatividad y la innovación son las tres prácticas humanas que hacen posibles todo lo que vemos.

Sin embargo si queremos hacer algo diferente o lo llamado “nuevo”, las tres experiencias necesitan que nosotros, los seres humanos, descubramos los propios talentos, generando así una refulgencia sobre quiénes somos, qué mundos podemos levantar y cuál es nuestro campo de acción.

De esta forma, entre prácticas y talentos, vamos construyendo la imagen 3D cotidiana que nos confirma el poder que poseemos. Es más, vemos con claridad lo que realmente deseamos hacer en la vida, no tan solo porque lo hacemos bien, sino porque lo amamos, y es ahí donde radica parte del poder humano, la pasión y esa capacidad de cambiarlo todo. Es en este punto donde logramos definirnos y decir “yo soy” (lo que quieras ser), reconociendo que lo que hago no está fuera de mí, sino en mí.

Si bien esta revelación es una búsqueda constante del ser, también es la llave de entrada para observar y ver el escenario mundial que hoy nos instala como los hacedores y el actor principal de la revolución que experimentamos segundo a segundo, ¿cómo lo hicimos sin darnos cuenta?

Aquí las tres prácticas son fundamentales. Como lo señala Ken Robinson, podemos imaginar ilimitadamente si lo queremos, logrando salir del tiempo presente y viajar en cualquier dirección. Podemos crear, trabajando y aplicando lo imaginado, y luego, materializar el proceso ofreciendo una diferencia o lo que denominamos como innovación.

Si bien lo anterior puede percibirse como un proceso unidireccional, ciertamente no lo es. Como lo indicara Robinson, la vida es un proceso orgánico, expansivo, vinculante, lejos de la linealidad y de las respuestas esperadas, capaz de hacer mucho más de lo que creemos posible.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Mundo, cambio, pequeña muerte = Vivir

Encontrar un lugar en el mundo es complejo, aunque dicen que la verdadera casa está en uno mismo.

Después de dejar un lugar que amaba, un espacio que se caracterizaba por su sencillez, valentía y potencia, termino pensando que las personas son las que marcan la diferencia y mejor aún, hacen de las ciudades, los barrios y países, espacios para la memoria.

Dejar atrás, pensar en nuevos puentes que te ayudarán a encontrar otros destinos aún más deseados que el actual, le da calma al espíritu.

Enfocarse y buscar un espacio real para hacer lo que uno ama, es la razón del cambio, el motor de la búsqueda y el motivo de la falta de pertenencia.

Hoy no tengo casa propia, ni auto, ni marido, ni hijos, pase los 30 y siento que un viaje sería el corolario de esta sed de respuesta, parecen sermuchas, sin embargo, todas se resumen en tres habituales: dios, amor, ser.

Vivir una pequeña muerte es quedarnos sin eso que tuvimos en las manos. Un cambio es lo que surge de nosotros luego de esa pérdida y el mundo, es la gran pieza que está a la espera de nuestro retorno como seres “humanos”.

El mundo visual nos invita a hacer el VIAJE!

viernes, 19 de noviembre de 2010

La comunidad que no sabe su poder, no lo ejerce

“Acumular información es sólo el primer paso hacia la sabiduría. Pero compartir información es el primer paso hacia la comunidad " Henry Louis Gates Jr.

Cuando somos parte del nacimiento de una comunidad, sabemos muy bien lo que cuesta ponernos de acuerdo y por cierto, CONFIAR.

Uno de los elementos carentes y que debe estar en abundancia es el manejo de información. Hablamos de ese ir y venir, donde todos sabemos de qué se habla, para dónde vamos y qué es lo que se teje.

La información para algunos es el poder, para otros es la oportunidad de construir comunidad. Hay muchos que entendieron que las buenas causas son posibles de ganar a través del poder o sinergia que proviene de la comunidad informada.

Una comunidad que se vincula, que conversa, que no esconde –información-, que cree en ese grupo que integra, que vela por los intereses del MOTIVO que los convocó, es porque comprendió la fuerza que expande el tomarse de las manos, el gritar al unísono y al abrochar sus zapatillas como símbolo de vuelo y logro de meta.

Las comunidades pueden ser muchas cosas, sin duda hoy más que nunca deben ser atletas, comunicadores, escuchadores y por sobretodo, humanos de FE.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Hachiko: A LAS 5 DE LA TARDE ESTARÉ EN LA ESTACIÓN DE TRENES

Las válvulas tienen la función de abrirse, liberar y luego, cerrar. Las situaciones tienen esa capacidad también. Las imágenes, la música, una conversación, un sueño casi real, un abrazo imaginado, un recuerdo que una y otra vez es recordado.

Somos expertos encubridores de emociones que a veces concientemente guardamos, porqué no es el momento de liberarlas, porque tengo una imagen que cuidar, porque la verdad eso es para los débiles.

Hoy viendo la película Hachiko surgió todo aquello guardado. Una válvula se abrió, han pasado las horas y aún no la puedo cerrar. Me preguntaba qué hubo en esas imágenes que de un estado neutro pasé a la catarsis. Será que más allá de nuestra forma cultural de hacer y existir, hay deseos y formas humanas por sobre el deber ser, siendo el mismos film un estimulador de esos deseos.

¿Será que todos queremos que alguien nos espere como Hachiko?, ¿será que deseamos conversar sin preguntas, sin palabras para poder fluir?, ¿será que queremos tener y ser incondicionales sabiendo que será un trato acordado y cumplido?.

A veces uno busca o encuentra. Las personas están en esa constante creencia, piensan que buscan, otros piensan que encuentran, finalmente es una sincronía y uno se “conoce” con las personas y/o con nuestros animales. ¿Qué se espera?, muchas cosas, de preferencia, acuerdos o códigos culturales, formas aprendidas de lo que debe ser una relación y también, algo bellísimo y esperado, que “nos quieran tal cual somos”, sin preguntas, sin observación, solo con los brazos abiertos…o lo que resumimos bajo la palabra “lealtad”, ella no es cultural, es nuestro deseo, es lo que quiero de ti, de todos, es lo que queremos.

El film Hachiko retrata dicho deseo con simpleza y sorpresiva claridad: “que alguien nos espere todos los días, a las cinco de a tarde en la estación de trenes”.
(Hachiko, gran película, véala)

viernes, 5 de noviembre de 2010

LETRAS A PICHIDEGUA


La tristeza es algo que podemos esconder pero no por eso dejar de vivirla.

Las imágenes que de manera ingenua van quedando en nuestra memoria para decirnos que nada está perdido, ni en el presente, ni lo estuvo en el pasado, es a veces un bálsamo y en otras un espacio vertiginoso que nos hace preguntar ¿por qué hay lugares que roban parte de ti o tu decides dejar algo de ti en él?

Cuando se es feliz, cuando es el corazón lo que viertes y otros  lo vierten en el mismo camino, es algo que ni las mismas palabras pueden explicar. Los procesos de cambio tienen una obligada reflexión y con ella preguntas que no logras responder.

Hoy es una noche de esas. El afecto es tan invisible, pero tan concreto en el mundo de las sensaciones, sueños, imágenes, conversaciones y abrazos infinitos. A veces la itinerancia tiene ese sabor amargo del dejar, de que desearías llevarte a todos los que tuvieron ingerencia en tu transformación y le hicieron bien a tu vida. Es más, quieres que estén bien, que sigan con la misma luz,  con la misma fuerza para vivir y crear espacios de posibilidades para otros que hoy duermen sin saberlo.

Mi Pichidegua es eso y todo lo que no logro materializar en esta breve forma de decir gracias por todo lo revelado,  por el mundo que eres tú, tierra fértil, de aire liviano y simple.

Recuerdo los cientos de ojos, la iniciativa y la capacidad de poder seguir intentándolo después de haberlo perdido todo. Ese gran gesto es la razón que me hace respetar a dicha tierra, a las personas que la habitan.

Un antes y un después resume todo su significado en mi vida, yo te extraño y lo vivo, me atrevo a compartirlo, a decir que la fortuna está en lugares –aparentemente- simples y sencillos. Para ti no hay olvido.

sábado, 9 de octubre de 2010

SIN ESPERAR QUE EL CORREO ANUNCIE LA NOTICIA

Mientras unos teclados anuncian la melodía que puede hacer que el día aclare para todos, pienso que sin música sería difícil imaginar lo posible que puede ser todo, eso que aún nadie piensa.
Muchos esperan la llegada del correo, de unas noticias que digan: ahora si puedes hacer esto o aquello, o ahora podemos construir parte de eso que soñamos.

Todos soñamos, todo parte desde un sueño, de un ejercicio de la imaginación, una fascinante nota de posibilidades y en la inspiración creemos que podemos hacer algo maravilloso, una comparsa de coincidencias, risas que suman fuerzas para creer en eso que nuestra mente a borbotones da cabida.

Sin esperar que el correo anuncie la noticia, nos atrevemos a construirla.

Hay frío en las alturas, en la tierra todo parece seguro y quizás inmóvil. Las montañas me aseguraron que si bien pasaría frío y quizás rozaría la muerte, sería la vivencia necesaria que traería la respuesta de lo que es posible hacer al estar al borde de lo que significa riesgo.

Todo muy seguro para algunos, todo muy desconocido y necesario para otros. Llenos de ilusión partimos a la batalla que por ser tal no sabemos sí ganaremos. Y eso importa?. Al parecer no, porque lo que sí recordamos es el valioso proceso. Es lo aprendido lo que construye la experiencia para otro momento de luciérnagas esquivas que deseemos tomar.

Hoy –contentos- traemos noticias al correo, le decimos que ya no importa que pase a dejarnos sorpresas, es más, estamos en la creación de su mapa, de su recorrido, de su bitácora. Mientras exista frío en el corazón y mariposas en el vientre, todo indica lo vivos que estamos para poder dar ese revés, esa señal de animales creadores.

Animales sueltos por todas las calles, de brinco en brinco atrapando luces que solo vemos en la oscuridad.

Los esclavos despertaron con sus manos libres y su mente abierta al riesgo de crear noticias.




lunes, 16 de agosto de 2010

POR QUÉ SUMAR EL PROYECTO PERSONAL AL "COMÚN"

Preguntarnos a cada momento es un ejercicio neuronal, una acción que nos mantiene vivos, conectados con el exterior e intensamente con el interior. Entre el viaje de vivir, de estar presentes y ausentes la mayor parte del tiempo, vamos construyendo casualmente una breve intención de proyecto, algo parecido a un timón que se inclina a la suerte de los vientos que soplan.


Existen casos donde el timón parece ser guiado por "otros". Para muchos es agradable ser tirados por bueyes, parece una buena estrategia dejar que alguien gaste sus fuerzas mientras guardamos nuestras energías para algo que no sabemos bien qué es. La idea es flamear, flotar hasta que alguien nos diga para dónde ir y cómo hacer el viaje.

Sin embargo y por fortuna, existen los que tienen su propio timón, el llamado "proyecto personal". Descubrir qué hacer en la vida y con ella, es algo que requiere tiempo, y no en sentido cronológico, sino TIEMPO, espacio, aire, reflexión, hasta fascinarnos con todo aquello que abarcan los ojos. Ni un momento parece perdido y todo sorprende, todo parece tener explicación, sentido e intención por existir. Cada elemento parece intervenir y colaborar con dicho proyecto.

Pero, sin embargo, no obstante :), el proyecto no tendría sentido si no es capaz de colaborar con el plan mayor, aquel plan que podríamos definir como humanidad, niños, mujeres, pequeños pueblos, analfabetos, pobres, vulnerados, incapaces, corazones, sonrisas, universo, etc. Existe algo más afuera de nosotros, además de ese insistente hábito de mirarnos el ombligo.

Si un árbol de pompas amarillas llamado "aromo" es capaz de recordarnos dónde y cuándo besamos esos labios voluptuosos, redondos e hidratados, entonces es posible entender porqué razón existe ese árbol y todo lo que nos rodea.

Nada es al azar, todo es por todo. Y tu proyecto más otro proyecto, es el soplo y proceso que necesita el plan mayor para realizarse. No nos hacemos solos, ni nacemos de la magia, sino de seres que tuvieron que unirse para ello. Esa cotidiana acción explica cómo es el funcionar y fusionar de las cosas. Así se crean los fenómenos, la historia, las ciudades, el mundo que gira y nosotros con él a la vez.

El constante movimiento que requiere respirar y botar el aire para luego entregárselo a los vegetales, quienes a su vez lo convierten en oxígeno para otros seres que comienzan a respirar, explica cómo podríamos enfocar los proyectos personales.

Negarnos a las aureolas que un dedo provoca al rosar el agua, es desconocer la intervención de nuestras acciones en el entorno o, mejor dicho, del impacto de nuestros proyectos.

La pregunta es "de qué somos capaces", la verdad es que de todo y nada. Podemos salvar vidas, a la naturaleza y ella a nosotros, al pensamiento del milenio que nos traga, a los niños que nada tienen que ver con nuestros errores. En fin, hay vida afuera y dentro de nosotros, hay día, noche y atardeceres que explican que existe más de una opción.

La misión: descubrir, crear y desarrollar proyectos para aquel "común" que nos espera ávidos de conciencia. La tarea: observar...observar...observar.

martes, 30 de marzo de 2010

El aborto, cómo mirarlo?

Cuando tomamos el tema del aborto para educar a las personas sobre su significado, consecuencias y en otros casos, beneficio, es importante entregar las herramientas que lleven a las personas a elegir o decidir qué es lo mejor para ellas, independiente del marco de creencias que las sociedades, países o juicios existan sobre el tema.

Al investigar nos damos cuenta que su legalidad y el carácter de ella se relaciona con el devenir diario de un país. Existen comunidades que presentan una sobrepoblación que les impide integrar un hijo más al grupo familiar, ya que sería un ente desestabilizador de la propia economía. En otros espacios mundiales donde la tuberculosis, VIH-Sida y la malaria son enfermedades que inciden en la mortalidad infantil, también conducen y determinan la planificación, el deseo y/o el control de la natalidad por parte de las mujeres.

Actualmente la mujer vive un despertar que en Latinoamérica y hace algunas décadas en Europa, las ha conducido a fortalecer y trabajar por la realización de su proyecto profesional. Este hecho ha determinado fuertemente las “pocas ganas” de ser madres.

En otras realidades donde las posibilidades parecen ser escasas, donde educarse es un privilegio y el tener un trabajo también, la llegada de un hijo sería aún más complejo.

El aborto como acción surge a partir de un individuo que no desea ser “madre” o “padres”. En ella o en ellos no existen las ganas de transformarse en personas que puedan ser parte de un proceso de creación, formación e independencia del humano que como hijo darán al mundo.

Para entender un poco más, diremos que el aborto es la interrupción de la vida en su proceso de gestación; es cuando el “ser” que crece en el vientre de una mujer/madre no llega a nacer. Existen diversas razones del porqué dicho proceso no llega a su fin, sin embargo, la mayoría de las veces su intervención o interrupción ocurre desde la acción directa o indirecta de una persona, sea este médico, la propia madre, una partera, algún químico o quizás una operación quirúrgica.

Si bien los abortos no solo se producen por la intervención de la mano del hombre sino de forma natural o lo que se conoce como “aborto espontáneo”, debiéramos de preguntarnos: ¿Por qué no desear un embarazo?:
1. Porque soy escolar
2. Soy muy joven
3. Estoy sobre los 40 años
4. Por no contar con los recursos económicos
5. Tener una salud compleja
6. Por no tener contemplado ser madre
7. Porque fui violada
8. Porque no quiero ser madre soltera
9. Porque mi cultura vive una sobrepoblación
10. Porque existen muchas enfermedades
11. Porque me falló el anticonceptivo
12. Quiero realizarme como profesional
13. Porque tengo SIDA
14. Porque soy adicta
15. Porque mi hijo viene enfermo

Estas 15 razones, que podemos entender como distinciones, nos permiten ampliar nuestro entendimiento y meditar el motivo que conduce a un individuo a finalizar con la vida de “otro” ser humano. Ciertamente esta es una de las múltiples formas de ver y reflexionar sobre el aborto, las otras pueden surgir de esas 15 o más razones que llevan a una persona a tomar esa decisión, sea esta la madre, su familia, la cultura, la religión, la sociedad, su pareja, el marido, etc.

Para entender el tema, es importante hacernos preguntas y ver qué respuestas construimos en conjunto. La idea es ver más allá de nuestro campo de valores, prejuicios o limitantes socioculturales y hacer el intento de reconocer la práctica del aborto como una de las acciones que en nuestra región se realizan con mayor frecuencia de lo que revelan las cifras. Ejemplo de ello es lo que sucede en América Latina, donde las cifras oficiales del aborto difieren de las reales producto de la legalidad e ilegalidad del proceso en algunos países.

En América Latina y el Caribe, alrededor de cuatro millones de mujeres se realizan un aborto del tipo inducido cada año. De ellas, un millón 400 son brasileñas, y se estima que una de cada mil muere por causa del aborto desarrollado en lugares clandestinos. (ver artículo)

En el mapa de colores que se adjunta, aparecen las diversas situaciones que viven los países del mundo en relación al aborto. Allí se indican los parámetros y límites que permiten o no permiten su realización. Chile, Nicaragua y el Salvador, son los únicos países en el planeta que -según dicho mapa- no permiten el aborto en ningún caso. Observar imagen:

Si observamos, uno puede distinguir que tanto las naciones desarrolladas, como las que están bajo la línea de la pobreza a nivel mundial -donde gran parte de los habitantes están expuestos a enfermedades contagiosas- y que, además, cuentan con una sobrepoblación, integran el aborto como posibilidad.
  
Si bien la razón más clara del aborto es el “no deseo” de engendrar un niño. También sucede que en la actualidad las niñas comienzan su vida sexual a muy temprana edad, por ejemplo en Chile se estima que comienzan a los 15.5 años promedio. A lo anterior se suma la falta de conocimiento sobre el manejo de los anticonceptivos.

Paralelamente, los números señalan que en América Latina las cifras aumentan no solo por los abortos realizados sino por un tema aún más complejo y que se relaciona directamente con la mortalidad de las mujeres a partir de dicha práctica, en especial cuando utilizan vías clandestinas. Las cifras oficiales señalan que las muertes suman alrededor de cuatro mil 760 muertes oficiales en la región, sabiendo que los dígitos reales suman cerca de 10 mil en total.

El aborto es un tema que requiere meditación, observación, empatía y decisión, sea en contra, a favor o de indeferencia pura. El aborto no concluye con nuestras creencias o absolutismos, requiere de entendimientos, de informaciones, antes de condenar como si pudiéramos hacerlo…es un tema amplio y que requiere de la misma actitud para conversarlo.

jueves, 18 de marzo de 2010

LÍDERES PARA CONSTRUIR UN PAÍS

Un 31 de octubre (2009) ingresé a una sala, eran cerca de 30 adolescentes, estudiantes de enseñanza media que provenían de esos espacios sociales llamados vulnerables. Sin consultar previamente qué significaba aquello en la práctica y tampoco tratando de imaginar realidades extremas o historias complejas, nos conocimos. El primer ejercicio fue mirarnos a los ojos sin excusas ni definiciones, pero si con mucha libertad.

Ellos integraban el “Programa Educadores Líderes” de la Universidad de Santiago de Chile. Eran jóvenes que sobresalían dentro de la comunidad escolar por ser líderes, por aquella distinción que los hacía aparecer con una energía potente o distinta a sus pares. Estando en aquella sala, ese sábado de octubre, era necesario empatizar, ir más allá de lo que la vida nos ha posibilitado hacer de manera individual y descubrir esa forma de liderar que actúa hacia un bienestar común.

Un liderazgo en construcción
Ciertamente experimentar una realidad nos permite un nivel mayor de empatía, ya sea al crear una estrategia de intervención o al imaginar una posible solución, pues ambas serán más cercana hacia las personas que van dirigidas.

La experiencia que nos entrega estar con el “otro” o los “otros” desde una relación humana, distinguida como un ejercicio basado en la escucha “presente”, la observación y la empatía, nos entrega una vivencia emocional, de contenido y de hechos concretos que ayudará sin duda a imaginar qué es eso que buscan o necesitan descubrir las personas, en su hacer, en su cotidianidad.

Intervenir desde un liderazgo que vaya en pro de fortalecer los proyectos comunes, individuales y por construir, es la visión de un líder que comprende lo que requiere una comunidad humana que imagina en torno a sus sueños, deseos y frustraciones por disipar.

Aquí, al igual que en la frase “el mensajero no importa”, el líder no es el centro de todo proceso, por el contrario, su papel es revelarles a las personas la capacidad innata y la fuerza que vive en ellas, ya sea al momento de vincularse y hacer posibles sus proyectos de vida, laborales y humanitarios.

Por años los líderes fueron vistos como pequeños “héroes”, seres especiales y protagonistas de los cambios, sin embargo si observamos bien, los cambios son el resultado de la fuerza que logran las personas al trabajar unidas para y por un objetivo común, es más, sin personas no hay líder, su figura se sustenta desde la existencia de los “otros”.

Ahora un líder que advierte su capacidad y rol, comprenderá que puede vincular, potenciar y dar sentido a la existencia humana. El valor de su intervención surge cuando las personas descubren que desde sus acciones, lo que parece “imposible” puede ser posible.

Es sabido que lo que nos impide pensar en lo “posible”, es el discurso instalado de que las “cosas seguirán siendo como han sido hasta hoy”, ello siembra la frustración y por ende, paraliza las acciones o movimientos que permitan cambiar una situación para dar paso a una nueva y mejor.

Hechos como el Plebiscito de 1988 en Chile, el ingreso de la mujer al mundo laboral o el poder hablar de violencia intrafamiliar, explotación infantil y homosexualidad en Latinoamérica, revelan que previamente existió una comunidad, un grupo humano que buscó generar cambios, integración y establecer conversaciones que por largos años estuvieron “escondidas” por otros grupos humanos.

La tarea del líder actual es distinguir, fortalecer y crear comunidades humanas. Para ello el líder debe buscar e identificar como “gran observador” las prácticas utilizadas por los seres humanos al relacionarse. Si hacemos el ejercicio, surgen tres prácticas habituales: el conversar, la necesidad de ser escuchados y la búsqueda del bienestar, tres acciones que permiten sabernos en el mundo junto a “otros”, anunciar qué deseamos y nuestra razón de vida respectivamente.

Es por ello que las distinciones son vitales al momento de trabajar junto a los grupos humanos. Es más, si el líder descubre cómo se comunica un determinado grupo, logrará saber qué buscan, cómo vincularlos entre sí y qué es “eso” que necesitan reforzar para coincidir como comunidad.

En conclusión, diremos que el líder de hoy ya no es el “patrón”, “la autoridad” o “el animador”, sino más bien una persona que sintoniza, que observa al ser humano, alguien dispuesto a escuchar y que de manera brutal se siente inspirado por esa potencia que vive en cada una de las personas, seres que al lograr comunión pueden cambiar el rumbo de las cosas a su favor.
Aquí no hay destino, sólo una vida por escribirse.

jueves, 4 de marzo de 2010

03:34 A.M, HORA EN QUE NOS DIMOS CUENTA QUE LA VIDA ES PRIMERO

Que duda cabe, las personas no lamentan las pérdidas materiales, ni estar mojados o al observar los restos de lo que fue su casa o su departamento de 40 millones – el sueño de la clase aspiracional-. Saben manejar el hecho de no haber comido por días y también la falta de agua, aunque la necesitan ya!.

Quienes vivimos el sismo, algunos lejos, cerca y otros en el epicentro, sentimos que en un momento “la suerte estaba echada”, otros continuaron corriendo por sus vidas...el agua se acercaba, era el tsunami. Algunos a kilómetros de ese escenario intentábamos llamar por teléfono, pero los aparatos tecnológicos no funcionaron, los televisores se fueron al suelo y con ellos la luz, el agua y toda posible forma básica para vivir.

Sin embargo, sin embargo, sin embargo, nuestros coterráneos - las personas-, decían y dicen una y otra vez: “las cosas materiales se recuperan, pero quien me devuelve a mi hermano, a mi nieto Puntito, a mi madre, a mi colega de trabajo”, relatos que nos dicen que no hay algo más importante que la vida y su conservación. La pérdida abrupta de ella, o sentirnos frágiles ante la imponente voz de la naturaleza, nos recuerda que “no tenemos nada controlado”, aunque nos jactemos de ello…

Después de las 3.40, del 27 de febrero del año 2010, nosotros... los de entonces, ya no somos los mismos, los que estuvimos en la queja hoy nos avergonzamos, los que hicimos del festival de viña el centro de nuestra conversaciones agachamos la vista, los que pensamos que éramos inmortales dentro de Latinoamérica pedimos disculpas, porque no hay valor mayor, sentido y emoción que luchar por la vida, ella ciertamente es PRIMERO.

viernes, 26 de febrero de 2010

UNA CONVERSACIÓN INVISIBLE HABITA ENTRE NOSOTROS

Imaginemos y experimentemos con atención nuestro cuerpo

A lo lejos vemos que viene hacia nosotros una persona que ubicamos o que conocemos por esas casualidades de la vida.
Posibles razones: Porque vive en el barrio. Porque compramos el mismo café con una gota de leche todas las mañanas en el Restauran El Paseo y luego tomamos el metro a las 9:00 de la mañana. Porque suele aparecer y desaparecer de mi ventana cada vez que saca a pasear a su perro todas las noches cuando me dispongo a cenar o sencillamente, porque todos los sábados por la mañana compramos chirimoyas en la verdulería colorida de calle Bellavista.

Sin saber la razón o el motivo, e independientemente de las circunstancias cotidianas indicadas, cada vez que vemos a esa persona, algo sucede en nosotros. El cuerpo comienza a cambiar su “estado” de quietud. El ritmo cardiaco se agita, la respiración se acentúa, las fosas evidencian contracciones cíclicas. El tono muscular del rostro reúne nuestras cejas, la rigidez de la mandíbula se transporta hacia el cuello y las extremidades. La sangre fluye llenando cada espacio, preparándonos para un ataque que es evidentemente innecesario. Todo parece fluir de manera rápida y sin saberlo o identificarlo, hemos comenzado a experimentar la emoción de la rabia.

Después de sucedido el “acercamiento” que provocó dicho huracán en nuestro interior y exterior, nos quedamos pensando porqué aquella persona nos agita y transforma nuestro estado de “tranquilidad” en uno de “alerta”.

Las historias van conformando parte de nuestra memoria emocional, que es forjada desde nuestro relacionar con “otros” seres humanos, quienes a su vez de manera integrada e individualmente asimilan o experimentan “estados” emocionales que pueden “revivirse” si nos hallamos en una situación que nos conecte con una historia similar.

Es posible que esa persona que vemos caminar hacia nosotros, sea parte de una vivencia compartida o quizás lo proyectado por ella nos conecte con una instancia compleja donde la “rabia” fuera nuestra emoción dominante.

Las emociones –en el caso de las denominadas “básicas”- vienen con el ser humano, son universales, están en cada uno de nosotros sin discriminación, no las aprendemos ni las creamos desde la experiencia cultural, sólo están. Aquí la alegría, la rabia, la tristeza, el miedo, el erotismo y la ternura, son parte de nuestra configuración como seres vivos, determinando nuestra forma de estar en el “presente” y ese “cómo” comunicarnos con el mundo.

La conversación invisible
Al leer a Susana Bloch, una estudiosa de las emociones y creadora del método Alba Emoting, se descubre algo potente y clarificador que puede ayudarnos a entender aún más la naturaleza humana. Bloch precisa que cada emoción, en cierto grado, es necesaria y válida, e incluso – y lo más importante- debe ser vivida como tal.

Muchas veces ocurre que al sentirnos tristes o acongojados, buscamos algún amigo para conversar, de un momento a otro las lágrimas surgen y nos sorprendemos llorando, cuál suele ser la respuesta inmediata de nuestro interlocutor: “no llores, debes estar tranquilo”. Error. Las emociones deben vivirse. Si logramos “llorar” y canalizar aquello que sentimos, entonces más rápido saldremos de la tristeza. En cambio si reconocemos una emoción que nos brinde bienestar, será óptimo mantenerla en el tiempo.

¿Por qué otra razón son importantes las emociones?, ellas tienen el rol y capacidad de “comunicar”. Una conversación entre dos personas o más no sólo está determinada por las palabras, su contenido e intencionalidad, ni por las conductas que los individuos tomen a partir de este ejercicio, sino también por dicha “conversación invisible” que se expresa mientras interactuamos o al conseguir esa “coincidencia” que ofrece el conversar.

La conversación invisible es el conjunto de emociones que están presentes al momento de comunicarnos, están en el ambiente y son proyectadas por quienes se están comunicando. Es decir, si las personas interactúan, las emociones también lo hacen, algunas -emociones- logran coincidir o empatizar entre si, otras llevan al desencuentro o a la imposibilidad de “acuerdos” entre los individuos.

En este caso para lograr un proceso donde ambos o más personas se sientan integradas al momento comunicacional que las ha reunido, es necesario una sensibilidad, observación y consideración para reconocer, distinguir e identificar esa melodía emocional que se instala cuando se comunican. Al percibirla, al ver aquello que sin ser material determina nuestra forma de empatizar y de entender a la persona que comparte un momento de intercambio y fusión con nosotros, es cuando comprendemos el poder, sentido y valor de las emociones.

Sin duda, las emociones modelan nuestro estar en el mundo. Ejemplo de ello son los niños que de manera natural “ríen” unas trecientas veces sin parar, de todo y por todo durante el día, mientras los adultos “sonríen” más de cien veces al día y los menos alegres unas quince veces. Ciertamente un niño y un adulto son distintos, con vivencias, tiempos e historias examinadas desde una comprensión propia de las edades. Sin embargo ambos traen consigo la capacidad de estar “alegres” y con ello intervenir su fisiología. Es más, reírnos a carcajadas produce endorfinas que suelen calmar nuestros apremios y nos brindan una sensación de bienestar. Retomamos la pregunta nuevamente: ¿por qué otra razón son importantes las emociones?.

La presencia inevitable de las emociones y su observación nos permiten el cocimiento de la naturaleza humana, de ese entorno lejano, cercano y de nosotros mismos. La emoción aquí se transforma en un canal de conocimiento, de modelación, de una lectura profunda sobre lo que sucede en este “presente” donde logramos comunicarnos, tu y yo, nosotros en una reunión para alcanzar un acuerdo, para percibir en qué estado se encuentra una comunidad y qué melodía emocional componer para saltar los obstáculos y hacer surgir la potencia humana.

martes, 2 de febrero de 2010

COMUNIDAD ES UNA “COMUNIÓN” CON CAPACIDAD PARA TRANSFORMAR

Más sobre comunidades en: http://thotlearning.blogspot.com/
Distinguir la comunidad es la acción
Todos nos encontramos en el mundo, la gran comunidad. De manera natural compartimos este espacio amplio y diverso en geografía, personas, culturas, situaciones, oportunidades y la capacidad de darnos cuenta que sí somos parte de él, no por un tema de elección sino desde un hecho concreto: vivimos en el planeta.

En el mundo nos vamos ligando entre nosotros a través de determinadas circunstancias que nos definen como seres en constante relación, conversación, miradas o a través de un saludo, de transacciones económicas, tecnológicas, transformándose en ejercicios cotidianos que nos permiten compartir un largo o breve espacio de intercambio, o mejor dicho, de comunicación.

Así vamos creando una red de hebras que se cruzan formando “hitos de comunicación”. Cada cruce puede dar paso a otro o a más hitos hasta tejer una red que seguirá en progreso. Estamos dentro de ella, no por un asunto de opción u obligación, más bien ella al igual que el aire está presente. Cómo verla si desde dicha metáfora podríamos decir que es transparente. La podemos ver observando lo que hacemos y cómo desde un “natural fluir” nos vamos vinculando más o menos profundo desde los espacios físicos que deseamos o que nos toca compartir, al ser chilenos o pakistaníes, al ser niños o estar en distintos lugares del mundo viendo el mismo programa de televisión.

El “hito de comunicación” goza de sutileza y consolidación, puede ser breve como una sonrisa o decidor como un acuerdo entre dos personas o a través de un discurso presidencial escuchado por un país de millones de habitantes. Ciertamente nos conectamos en diversos niveles de confianza, de conocimientos, de afectos, de intereses, de acciones, y esa capacidad de vinculación presente o ignorada es lo que nos revela el cómo vamos construyendo, participando, fortaleciendo y creando comunidad.
La comunidad está presente
Nuestra imagen de comunidad más cercana proviene de acciones que implican un alto número de participantes o de grandes motivaciones que reúnen personas en manifestaciones, etnias, religiones, etc. Evidentemente el concepto de comunidad es más amplio y considera la comunión que logramos con el entorno, con las personas; no es ajena a nuestra vida, ni depende de grandes acciones realizadas por grupos de personas, es más, habitamos más comunidades de lo que logramos identificar como tal.

Distinguirnos en una comunidad, es vernos en la acción de compartir, de comunicarnos, de vincularnos por los motivos o circunstancias que sean. Dos personas que “conversan”, que intercambian ideas, afectos, puntos de vista e intereses o que los acuerdan, están creando un proyecto común y como observadores podremos decir: sí, allí se está gestando una comunidad, mientras al compartir lo que observamos con otros, también comenzaremos a generar nuestra propia comunidad.

Así, sin identificarlas, vamos habitando distintas comunidades durante el día, es una práctica que surge de los múltiples espacios, intereses y acciones que ofrece lo cotidiano, permitiendo muchas veces vincularnos de manera conciente, voluntaria o como resultado del vivir.

Podemos ser parte de una comunidad al despertarnos por la mañana junto a la familia, cuando viajamos en el metro, al protestar frente al Congreso Nacional y también, al apagar las luces por un minuto en favor del planeta. Es decir, nuestra capacidad de movernos, de acordar, de querer ser parte de algo que nos identifique, de comunicarnos o de vivir, nos lleva a integrar variadas comunidades sin, muchas veces, saber que las habitamos.

El mover humano es constante. Al imaginar, pensar uno, dos y cientos de pensamientos a la vez, al tomar una conducta específica o realizar acciones, estamos movilizando el espacio, el mundo. Un ejemplo concreto de ello es nuestro ejercicio respiratorio que interviene nuestro entorno, liberando dióxido de carbono constantemente a cambio de oxígeno. Sin duda, el dinamismo que ofrece el “vivir” implica la vinculación, el contacto, la comunicación que permite “crear comunidad”.
Creación e identidad
Sabiendo que somos creadores de comunidades, sería bueno reflexionar el cómo crearlas en función de objetivos claros y que redunden en un bienestar. Si revisamos procesos de cambios históricos como el vivido en Chile a fines de los ochenta al retornar la democracia, descubriremos que hubo un objetivo claro que muchas personas estuvieron dispuestas a trabajar para lograrlo.

Para ser precisos, la “comunidad” se crea desde el encuentro de los intereses, de los espacios comunes, de los afectos compartidos, las conversaciones y los deseos profundos de las personas. Es más, si observamos los procesos que la constituyen, es probable que logremos visualizar y construir aquellos “hitos comunicacionales” que brinden ese estado de “comunión” que define y da origen a toda comunidad humana.

Los resultados de la comunión deseada, trabajada o construida desde las personas, le permiten a la comunidad decir quién es, para dónde va, qué quiere lograr, con quiénes y para qué. La claridad que ella alcance al ser comunidad, le permitirá definirse y ser definida de la misma forma, quien la observe verá lo que ella también ve de si misma y lo que desea proyectar.

La identidad posee movilidad y es capaz de transformarse si los objetivos de la comunidad lo requieren. Por ende, la comunidad precisa de la identidad para lograr lo que desea o aspira y a la vez, necesita de las personas para construir la realidad, las ideas, las emociones y las conductas que permitan realizar aquel “proyecto común” o el “gran motivo” que le posibilita reconocerse como una comunidad.

jueves, 21 de enero de 2010

DEFINIR, POTENCIAR Y CONSTRUIR

Un artículo de Mariluz Soto Hormazabal/ Comunicóloga y diseñadora chilena
http://comunicologia.blogspot.com/2010/01/definir-potenciar-y-construir.html

Desde que entran a las escuelas de diseño, una constante preocupación de los estudiantes es definir cuál es el estilo, no el propio sino que el de otros, tratando de identificarlo con algún gran diseñador, corriente ideológica, grafica o artística. El estilo es observado desde la historia del arte con las obras de grandes artistas. Esos artistas que mantuvieron un estilo propio en las diferentes áreas en las que se desarrollaron, lograron una connotación importante con la instalación de la identidad de sus obras y con la contribución que entregaban a una sociedad o grupo de personas.
El estilo del diseñador se crea y desarrolla en base a la experiencia y a la capacidad de observación. Este camino puede tener dos sendas, una es identificarse con algún artista o diseñador, inspirándose y siguiendo sus teorías. Otra alternativa es la fusión que necesita de un arduo trabajo en la identificación de rasgos lo suficientemente poderosos para mantener la identidad de culturas o corrientes y modernizarlos, en conformidad y armonía a las habilidades personales.

La declaración visual de un diseñador contemporáneo se puede identificar estableciendo una relación entre cada uno de los proyectos desarrollados, buscar una constante en el estilo aplicado y definirlo como propio. Muchas veces, esta concordancia se puede perder, al dejar de aportar y crear en los proyectos que se emprenden.

Reproducir lo que manifiesta el cliente como carencia, debilidad, fortaleza, necesidad de potenciar, resaltar o proyectar, no contribuye necesariamente a la construcción del estilo ni a obtener resultados funcionales, estéticos y con trascendencia. El desafío está en mantener la propia declaración visual, que pasa a ser nuestra identidad como diseñadores, lo que proyectamos a los clientes y lo que ellos valoran de nuestro trabajo.

La declaración o estilo del diseño es el valor desplegado en los diferentes proyectos, es la capacidad de representar las necesidades del cliente, transformarlas, fusionarlas, resolver y proponer soluciones sólidas y que marcarán un antes y después.

Definir la identidad y el estilo del diseñador son un paso en la construcción de la identidad de diseño nacional.

jueves, 14 de enero de 2010

RECONSTRUIR UNA COMUNIDAD

Un artículo de Ricardo Higuera Mellado/ Comunicólogo y Periodista chileno http://thotlearning.blogspot.com/

Dos personas se encuentran en la calle. Se reconocen, se saludan, se abrazan, se sientan a conversar. Hablan de su vida, de los 15 años en los cuales no se habían visto, de las pichangas que jugaban en los recreos, de las tardes eternas luego del horario de clases, mientras recibían a otros compañeros y amigas en ese rincón de la estación del metro. Sonríen. Aceptan que en esos años estuvieron cerca, que establecieron un espacio de encuentro en donde compartían chistes, noticias, comentarios, en donde criticaban a sus profesores, miedos por las pruebas coeficiente dos, por el discurso que uno de ellos tuvo que dar cuando el profesor lo nombró presidente de su clase, por la ocasión en que les llamaron la atención por haber faltado a clases sin explicación aparente. Piensan en que en esos años fueron felices, que se vestían de forma similar, que les gustaba la misma música, que se reían de las mismas cosas, que tenían esperanzas de transformarse en profesionales exitosos.

Pero el “éxito” fue la palabra que los distanció. Luego de dejar el colegio, los caminos de ambos comenzaron a separarse. Pasaron cinco años, casi seis, en universidades distintas. Frecuentaron otras personas, descubrieron otros grupos, adquirieron conocimientos nuevos, diferentes, de los cuales ya no había tardes enteras para comentar. Al contrario. El tiempo se fue haciendo escaso. Pocas llamadas telefónicas –a pesar de la irrupción de los celulares-, el correo electrónico que recién formó parte del quehacer de ambos hace siete u ocho años. Uno comenzó a preocuparse de ganar más dinero, de alcanzar mejores posiciones en la empresa en la que trabaja, por tener el auto de moda y la ropa importada. El otro, prefirió trabajar por los niños abandonados, luchar por conseguir un techo y una educación digna para ellos, por borrar de sus caras los rastros de la infelicidad que les provocó vivir sin un padre, sin una madre.

En esa conversación quisieron encontrar las claves que explicaran el motivo de su alejamiento. ¿Cómo, si eran tan amigos? ¡Los mejores amigos del colegio! Sin darse cuenta, dejaron de visitarse, dejaron de estar, dejaron de compartir, dejaron de ser comunidad.

Para muchos el significado de la palabra comunidad puede estar circunscrito a una sensación de “bienestar”. Estar “en comunidad” es estar en un ambiente de tranquilidad, donde no hay deudas –idealmente de ningún tipo-, donde existe respeto, tolerancia, donde hay espacios para expresarse con libertad, sin el temor a ser mirado de una determinada manera, donde uno puede hablar, donde escuchas y te escuchan. Y sí. De cierta manera ese concepto se ajusta a lo que entiendo por comunidad. Pero hay otros factores que lo fortalecen y lo convierten en un elemento central a la hora de comprender la potencia de la comunicación.

Comunidad se traduce en un espacio común, en donde bastan dos personas –como estos dos amigos de adolescencia- para generar un mundo particular, común, como lo dice su nombre. En ese espacio surgen códigos, lenguajes, intereses similares, objetivos, planes, estrategias, anhelos que se quieren alcanzar, que se quieren cumplir. En ese espacio surge la identidad como uno de los elementos centrales de su constitución.

Para lograrlo, se apela a la voluntad y el interés para establecer mecanismos que permitan remar en esa dirección, agrupando todas las fuerzas involucradas, para que el trabajo sea menos costoso y, a su vez, pueda satisfacer a más personas, a todos los integrantes de esa comunidad. En ella, sus miembros se reconocen, distinguen elementos que los constituyen como tal y construyen sobre una base común que les permite proyectar sus intenciones.

En un mundo globalizado como en el que vivimos actualmente, las comunidades se han multiplicado exponencialmente, cada una con distintas identidades. La masificación de la tecnología ha permitido que ciudadanos de todo el mundo tengan un mayor acceso a la información y, de esa forma, sean capaces de reconocer a integrantes de comunidades a las que pertenecen en sitios distantes del planeta, aquellas que quisieran integrar y, ciertamente, aquellas a las que no ingresarían por ninguna razón.

Esta oleada de comunidades de distinto tamaño, se mueven sin conocer el peso real que significa constituirse como tal. Luego de establecer –tácita o expresamente- sus objetivos, muchas comienzan a divagar sin mucha dirección, desdibujando la identidad que los define, estableciendo una fecha de vencimiento inamovible. Es importante tener una actitud de apertura, de revisión constante, de inclusividad, de autocrítica y también de proposición, para que la comunidad no se transforme en un ente inerte, sino que cobre vida, asuma ese potencial y se transforme en un real agente de cambio.

Es importante que las comunidades estén con sus sistemas de atención y alerta encendidos. Y no solamente por un tema de protegerse de los enemigos, sino porque en un mundo dinámico como en el que nos desenvolvemos, existen otras comunidades –no podría llegar a cuantificar las que se han formado mientras escribo estas líneas- que pueden mostrar afinidad en determinados planteamientos, o pueden contribuir a que el trabajo de la comunidad original pueda ser realizado de una forma más llevadera.

Es importante saber distinguir a aquellas comunidades que pueden ayudarnos a cumplir esos objetivos, como también a las que pueden entorpecer mi desarrollo y crecimiento. Y desde esa perspectiva, el rol activo de todos los integrantes de una determinada comunidad, juega un rol preponderante.

La potencia de las comunidades se traduce en actos concretos cuando sus integrantes deciden hacerlo así. La fuerza de las comunidades puede transformar no sólo espacios físicos, sino que aquellos construidos en el inconsciente colectivo. Pueden ayudar a transformar sociedades, a erradicar aquellos males que afectan el desarrollo de sus individuos, pueden transformarse en actores que construyen un mejor mundo donde vivir.

Andrés y Ernesto, los amigos del colegio, conversaron cerca de dos horas. Se olvidaron del resto del mundo por esos instantes, lograron reconstruir una comunidad que parecía olvidada, perdida. En esos casi 120 minutos se observaron, se reconocieron, se sorprendieron, aprendieron un poco más del otro, se maravillaron con las noticias que cada uno tenía para contar, se esperanzaron con la posibilidad de recuperar esa amistad de antaño. Quedaron de acuerdo en juntarse una vez más, esta vez para discutir un proyecto que quizás podrían levantar en un futuro cercano. El éxito de esa iniciativa dependerá de cuán involucrados estén en construir una comunidad que cumpla con esos deseos.

LA FOTOGRAFÍA DE HAITÍ NOS RECUERDA QUIEN ES

La pregunta surge de inmediato…¿es necesario que el mundo sea fotografiado en sus desgracias para darnos cuenta que hay personas que necesitan nuestra ayuda?. En el caso de Haití es algo estremecedor, es imposible no mirar al cielo y preguntar nuevamente ¿cuál es la idea?.

Sabiendo que es el país más pobre de Latinoamérica y uno de los más vulnerables del mundo, es posible que esta sea una nueva oportunidad para que los gobiernos, las organizaciones, los poderes económicos y nosotros, instalemos los ojos en esta realidad que pide ser mejorada.

Es complejo pensar que para captar nuestra atención –la del mundo- deba ocurrir un terremoto de 7,3 grados, muchas muertes y desaparecidos. Además de la escenificación de la tragedia y el movimiento humanitario que se organiza en pro de curar las heridas superficiales. Y sin embargo, nos volvemos a preguntar: ¿Cómo podrá –o podremos- curar las lesiones más profundas de Haití?

miércoles, 6 de enero de 2010

La diversidad es un agrado cuando no nos afecta, ¿verdad?...


Mientras me sorprendía con unas cifras sobre la esperanza de vida de los niños en África y los estragos que produce la malaria, de fondo -en mi casa- se escuchaba una pequeña discusión de unas visitas del viejo continente a quienes se les había acabado el “gas” mientras se duchaban –en compañía de 24 grados de calor-. Sabiendo que para satisfacer dicha necesidad, había que llamar por teléfono, pedir el gas y resuelto problema, me preguntaba, cómo logramos con facilidad hacernos problemas por cosas solucionables, mientras existen ciudades, países, personas que con suerte logran satisfacer alguna de sus necesidades básicas. La diversidad es un agrado cuando no nos afecta, ¿verdad?...cuánto dejamos de ver o de valorar…en qué minuto perdimos nuestra capacidad de adaptación y a la vez de “piel”.